¡El matrimonio es una lotería! ¡Los trabajadores que consigo no son adecuados! ¡El mundo de los hijos es diferente y no los entendemos! Estas son frases muy frecuentes en la rutina de la vida, y se seguirán repitiendo y escuchando, debido a que lo más difícil que enfrentamos es entender y aceptar como soy y como son los demás.
Y las relaciones continúan, con altos y bajos, realmente más bajos que altos, pero continúan, muchas veces nos asemejamos a hormigas que corren sin descanso, con mucha menos armonía y dirección, como cuando están en un leño que se acerca a la fogata.
¿Dónde está el error? Buena pregunta, la cual genera muchas opciones de respuesta y todas conducen a realidades de la vida diaria, verbigracia “tenemos gustos diferentes”, “pensamos distinto”, “no estamos en la misma página, tal vez ni siquiera en el mismo libro”…
¿Hay solución a este error? Sí. Y comienza con el conocimiento de sí mismo, aunque somos tan osados o tan estúpidos que creemos que nos conocemos plenamente, y la verdad es que solo sabemos lo que no queremos, pero no sabemos lo que queremos; usualmente, solo tenemos una idea borrosa de nuestras metas (incluidas las relaciones), y como la meta es borrosa, el logro es igualmente borroso.
Para saber con más exactitud qué es lo que se quiere, además de tener un buen criterio y discernimiento de gusto, recurramos a la astrología descriptiva, que muestra cuál es la preferencia o cuál es la forma de encontrar satisfacción en todo lo que se refiere a agrupaciones, equipos humanos y especialmente la sociedad afectiva. Todo esto va a generar un árbol de probabilidades que, con certeza, nos focaliza a un segmento de personas para relacionarnos satisfactoriamente.
En un análisis astrológico se define qué tipo de persona nos satisfaría, qué tipo de persona nos desgraciaría o simplemente sería un mueble más. Veámoslo brevemente utilizando los elementos de los signos (fuego, tierra, aire, agua), si una persona tiene predominio del fuego no puede estar satisfecha con el comportamiento de una persona con predominio de tierra o de agua, realmente encaja muy bien con aire y con el mismo fuego, algo así como lo que sucede con las culturas, que lo vemos frecuentemente, una mujer hispana casada con un hombre árabe, incluso pudiendo existir amor, la relación no es y nunca será fácil.
Inclusive, pudiendo haber gran empatía de signos y de elementos, una pareja se acopla y logran crecer, pero nace un hijo de elemento difícil para el elemento de los padres y ya con esto se genera una dificultad adentro del hogar. Tan duro es que, muchos hijos prefieren no tener comunicación con los padres, o él mismo es la piedra de tropiezo para ellos.
La astrología proporciona un diagnóstico concreto, certero y como para tener en cuenta porque es mucho lo que puede aportar al propósito de tener verdadera magia para las relaciones:
- Qué tipo de persona es adecuada para generar una amistad.
- Qué tipo de persona debe ser el empleado, ubicándolo desde el comportamiento y la clase de trabajo.
- Qué requisitos o cualidades debe poseer la persona que satisface la vida afectiva, sexual y de familia.
Pero si ya estamos embarcados en una relación y no estamos bien:
- Diagnosticar si la relación es salvable o no.
- Si se puede recuperar hay que organizar una estrategia, incluyendo el arte de Feng Shui, que usando tan solo un ejemplo ya se puede sentir mejoramiento:
Ubicar el suroeste (SW) de la casa, apartamento o habitación y aceptar la definición de Feng Shui básico, que asocia el SW como área del matrimonio (relaciones); luego de ubicado hay que disponer que dicha área tenga presencia del elemento tierra (piedras, cuarzos, cerámica, cristal fino,…) y es fácil y bonito, simplemente colocar dos lámparas de cristal, o una escultura de una pareja feliz en cerámica, o mejor aún la colocación de unos corazones de cristal fino de color rojo y rosado.